sábado, 30 de octubre de 2010

Tan sólo ayer...



Tan sólo ayer caminabas de la mano conmigo,

tan sólo ayer me decías te quiero al oido,

tan sólo ayer me besabas con ternura,

tan sólo ayer decías quererme con locura,

dime vida que pasó con el amor que por mí sentías?,

que pasó con todas esas cosas lindas que tanto me decías?...



(J.A. Lopez Olvera) (Fotografía: Carlos M. Bautista)

jueves, 14 de octubre de 2010

Complicidad



En mi suave palabra, enternecida,

me hice todo en tu vida y en tu alma;

y fui grito impensado atravesando

las paredes del tiempo que me ataba;

y fui brote espontáneo del instante;

y fui estrella en tus brazos derramada.



 
Fotografía: Carlos M. Bautista (Análogica)

lunes, 11 de octubre de 2010

Otoño


En llamas, en otoños incendiados,
arde a veces mi corazón,
puro y solo. El viento lo despierta,
toca su centro y lo suspende
en luz que sonríe para nadie:
¡cuánta belleza suelta!

Busco unas manos,
una presencia, un cuerpo,
lo que rompe los muros
y hace nacer las formas embriagadas,
un roce, un son, un giro, un ala apenas;
busco dentro mí,
huesos, violines intocados,
vértebras delicadas y sombrías,
labios que sueñan labios,
manos que sueñan pájaros...

Y algo que no se sabe y dice «nunca»
cae del cielo,
de ti, mi Dios y mi adversario.

Octavio Paz  /  Fotografía: Carlos M. Bautista

domingo, 10 de octubre de 2010

Lluvia



La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
algo de somnolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida del paisaje.

Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores
y nos unge de espíritu santo los mares.
La que derrama vida sobre las sementeras
y en el alma tristeza de lo que no se sabe.

La nostalgia terrible de una vida perdida,
el fatal sentimiento de haber nacido tarde,
o la ilusión inquieta de un mañana imposible
con la inquietud cercana del color de la carne.

El amor se despierta en el gris de su ritmo,
nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre,
pero nuestro optimismo se convierte en tristeza
al contemplar las gotas muertas en los cristales.

¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,
lluvia mansa y serena de esquila y luz suave,
lluvia buena y pacifica que eres la verdadera,
la que llorosa y triste sobre las cosas caes!

Federico Garcia Lorca   /    Fotografía: Carlos M. Bautista.