Ultimamente eres mi compañera,
de segundos eternos,
de momentos efímeros,
y de una vida que ya no es; sino era.
Al relumbrón de tu ocaso yo siempre acudo,
porque reunes a todas las aves,
después del dia de paso de un día duro.
Y yo les hablo en silencio,
de mis penas y mis anhelos,
y ellas me miran diciendo, es el ocaso Carlos.
Ocaso que llega despacio,
de un azul teñido de melancolía,
sol que calienta,
brisa que enfría...
Tú, ocaso,
yo, melancolía.
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Fotografía: Carlos M. Bautista